Desde el punto de vista teológico, es decir, de la experiencia espiritual ha de trabajarse el convencimiento de:
- Soy persona, soy única, irrepetible, soy imagen de Dios; he sido creada por amor, destinada al amor, por encima de la muerte...
- La experiencia de ser amados, elegidos por Jesús para compartir con Él la pasión por el reino de Dios, el mundo nuevo.
- La experiencia de ser infinitamente amados y llamados al mor por el Dios del amor que nos invita a la alegría de vivir.
- Experiencia de haber recibido un testimonio y un mandamiento: amados unos a otros como Yo os he amado.
- La experiencia de la fe al sentirme amado por Dios, colma y profundiza mis vacíos. Da sentido a las adversidades de la vida y a la misma muerte.
- Solo se redime lo que se ama (cuidado con la idea de dar actividades y servicios, pero sin darse a uno mismo),
- Tenemos vocación universal a la santidad, que consiste en el amor. La santidad de los cristianos es una y es múltiple. Consiste en la vivencia del amor, es el testamento de Jesús.
- Jesús opera la desmoralización de la religión: el amor de Dios nos está limitado por las fronteras de la ley. La justificación se nos da por la fe, como pura gracia, no por los méritos y cumplimientos; no se nos da por lo que sabemos, hacemos, enseñamos.
- El amor al prójimo es condicionado por el amor de cada uno a sí mismo.
- Escucha la canción: Sólo el amor, Silvio Rodríguez
La necesidad de amar y ser amado es el motor que busca: cercanía, ternura, amistad. Amar, apreciar, mimar, sentir compasión, mostrar tolerancia, mostrar indulgencia, privilegiar las relaciones humanas...Es una energía vital que nos mueve a salir de nosotros mismos, a relacionarnos. Nos impulsa a construir nuestra vida como una obra de arte, a relacionarnos guiándonos por nuestros sentimientos, estado anímico, intuición, heridas emocionales, vacíos.
Por esta necesidad la persona se hace muy sensible al afecto y simpatía, busca el amor sano a sí misma y el respeto de los demás. Satisfecha esta necesidad con el amor expresado y recibido, se convierte en un pilar del desarrollo y madurez y de las relaciones armoniosas. Ella actúa positivamente sobre nuestro equilibrio personal y emocional. Nos hace sentirnos felices.(Necesidades humanas y felicidad evangélica, l- Bonifacio F y Consuelo J en VR 1/2023.vol134)
Por esta necesidad la persona se hace muy sensible al afecto y simpatía, busca el amor sano a sí misma y el respeto de los demás. Satisfecha esta necesidad con el amor expresado y recibido, se convierte en un pilar del desarrollo y madurez y de las relaciones armoniosas. Ella actúa positivamente sobre nuestro equilibrio personal y emocional. Nos hace sentirnos felices.(Necesidades humanas y felicidad evangélica, l- Bonifacio F y Consuelo J en VR 1/2023.vol134)
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