jueves, 12 de noviembre de 2015

Evitar a la gente tóxica (libro Gente tóxica, de Bernarno Stamateas)

Sus contestaciones filosas y agudas nos sorprenden, nos dejan mudos "sin palabras". Establecer una comunicación con este tipo de gente nos deparar´`a tener que controlar nuestro más bajos instintos.

Protagonizamos continuos intercambios verbales que nos llevan a pensar qué es lo que debemos decir y cómo y qué debemos hacer y qué no, para evitar despertar al "monstruo": la violencia del otro.

Digas lo que digas, por más que propongas una "idea de oro", esta persona te dirá "no".

Características del violento verbal: 

Es mordaz, intimidante, ofensivo: sin importarle cuál sea el tema del que esté hablando, su objetivo será despertar el miedo y el temor en los otros, asegurándose así poder y autoridad. Su propia inseguridad es la que le impide establecer vínculos sanos y relaciones interpersonales prósperas.

Es sarcástico e iracundo, despliega la artillería más pesada que tiene en su discurso y, cuando lo hace, tu piensas: ¿Todo esto estaba dentro de esta mujer? Ejercerá su poder a partir de:
los gritos,
la incontinencia verbal
los malos tratos
la desvalorización continua de sus semejantes
Tendrá como objetivo hacerte sentir "poca cosa", incapaz,débil e inseguro. Tú no has hecho nada. Hagas o no hagas, siempre encontrará motivos para discutir y crear conflictos.

Es iracundo, agresivo, manipulador, ambivalente, inestable, sarcástico. Todo lo que diga, hasta una adulación, la hará en tono irónico. En un determinado momento podrá decirte que eres la mejor persona y la única con quien puede contar, y a renglón seguido tratarte de inservible e incapaz. Y así, un día lo amas y al otro no lo entiendes.

Quienes padecen estas circunstancias sólo se concentran en deducir qué es lo que se debe decir y qué es lo que se debe callar. Su violencia hará que quieras encerrarte en ti mismo, y así es como nos preocupamos más por el tono de voz con el que se nos habla que por el trabajo, y en medio de un clima así es habitual estar a la defensiva o responder con violencia.

Claves para tratar con un violento verbal:

Ten en cuenta que siempre estará a la defensiva de cualquier gesto o palabra con los que te atrevas a responderle.
Sabe que no es querida ni aceptada; es por ello que tratará de demostrar su enojo y su resentimiento llamando tu atención con ira, maltrato y violencia verbal, o incluso física.
Mantente alerta:intentará hacerte parte de la discusión; usará ciento y una estrategias para desbordar tu nivel de paciencia. El iracundo esperará la ira como  respuesta.
No te sorprendas: tendrá su visión personal de los hechos, y, ante cualquier cuestionamiento, te dirán: "A mi nadie me dice lo que tengo que hacer, yo tengo mi visión".

Evitar el conflicto debe ser nuestra meta. Poder relacionarnos de la mejor forma posible, de manera que no nos afecte su trato y podaos optimizar el trabajo o tiempo en el que tenemos que estar juntos.
Lograr que el agresivo quede libre de su ira y pueda así discernir su dificultar, sus conductas.
Es prudente ser razonable y pensar antes de emitir algún vocablo.

Palabras que nos vendrán bien para su trato:

  • ¡Hola!
  • Gracias
  • Por favor
  • Vamos por más
  • Todo lo que hagas te saldrá bien
  • Tú puedes
  • Eres capaz
  • ¡Adelante!
  • Confio en ti
  • Sé que puedes hacerlo.
  • Cuando te agreden, contesta algo incoherente y no des valor a la agresión."algún refrán". No permitas que nadie ni nada te ofenda. El violento debe comprobar que tú te respetas, y que bajo ninguna circunstancia permitirás ni el abuso ni el maltrato.
          • Si te ofendes, te alejas de tu objetivo.
          • Si te concentras en las emociones y en los demás, perderás de vista tu meta. Tu vista no debe apartarse de tu sueño.
  • Sé indiferente
  • Date tiempo
  • Controla las acciones para crear nuevas emociones.

Hay que agradecer a los agresores porque nos enseñan con quién no debemos juntarnos.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Desde que nacemos hasta que morimos, la vida nos obliga a soltar. Tenemos que soltar el vientre de nuestra madre, soltamos el biberón, soltamos los pañales, soltamos los amigos del colegio, la casa paterna, la ciudad donde nacimos, seres queridos que parten, empleos, ... hasta que soltamos también el cuerpo cuando morimos. Sin embargo, parece que no aprendemos a soltar. Estamos tan empeñados en que eso que sucedió vuelva, que dejamos pasar las oportunidades para aprender. Y no llegamos a aceptar nunca que lo que pasó simplemente tenía que ser así.
La vida nos quita las cosas por tres razones: O ya no nos sirve. O no estábamos amando eso que teníamos. O esa persona ya cumplió su misión en tu vida. En el primer caso, no hay nada que hacer, es inútil, ¿acaso puedes regresar al vientre de tu madre? En el segundo, podemos recrear el amor perdido, pero ¿para qué lo queremos de regreso si ya no nos hacía felices? ¿te vale la pena? En el tercer caso, si alguien partió a un segundo o tercer plano de tu vida, dale las gracias por lo que te dio, pero no insistas, ¿de qué te sirve retener a quien ya no quiere ser parte de tu vida?
Alguien que solo piensa en sí, que solo te da las migajas de su tiempo, que no te muestra empatía, que se deja llevar por comentarios negativos sobre ti, que nunca interpreta bien tus palabras o acciones, que en público jamás te reconoce como importante para sí, que te pone muchas excusas para no quedar contigo, que en cambio ves que tiene tiempo para otras personas, etc. No te engañes, a esa persona no le importas, abre los ojos, no te quiere aunque te lo diga. Déjale ir. No insistas. No te minusvalores. No te rebajes. Mantén tu autoestima.
El menosprecio y la indiferencia son los signos más claros de que ha llegado el momento de soltar. Porque con esa actitud nunca resucitará un amor perdido. Cuidado porque se gestan a partir de conflictos sin resolver que quedan en la memoria.
Para que lo nuevo llegue a tu vida, debes hacerle espacio en tu corazón. Mientras vivas anclado en un recuerdo, o en un pasado, tu mente está centrada en recuperar lo perdido y no tendrá espacio para la novedad. Entrénate para dejar ir todo aquello que temes perder.


 (Xisquia Valladares)