La experiencia mística es inefable, porque es un asunto no de la cabeza, sino del corazón; y desde tiempo inmemorial los amantes nos recuerdan que las cosas del corazón desafían toda expresión. Los místicos gustan de citar aquellas palabras del Cantar de los Cantares": "Estaba durmiendo, mi corazón en vela". (Cant, 5,2).
Los místicos declaran que la mente está dormida, la mente está en silencio, que la razón, la imaginación y los sentidos están tranquilamente adormecidos y en reposo, pero el corazón está alerta y despierto.
"Hay estados de penetración y abismos de verdad no sondeados por el intelecto discursivo. Hay iluminaciones y revelaciones llenas de significación e importancia, aunque permanezcan inarticuladas; y, como regla general, llevan consigo una curiosa sensación de autoridad durante algún tiempo".(W. Jhonston) (EL OJO INTERIOR DEL AMOR)
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