domingo, 21 de julio de 2013

La luz de la oración contemplativa



No se puede alcanzar la luz de la oración contemplativa sin atravesar ese túnel oscuro de vacío total. Este cobra vida con un estado de pobreza absoluta, de dolorosa solidaridad, de penuria interior, de ansiosa búsqueda.
Se trata de un ejercicio de ascesis amargo y penoso que exige perseverancia, valor y entrega personal. La fuerza y el aliento para aguantar y perseverar en el esfuerzo de búsqueda proviene únicamente de la fe y de la esperanza de hallar el "tesoro escondido". (Pedro Finkler)

Quien no sabe de penas, en este valle de dolores, no sabe de cosas buenas ni ha gustado de amores, pues penas es el traje de amadores. (San Juan de la Cruz)

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